
-Carola se quiere ir a vivir con la amiga.
Mi tía ya es una señora grande, muy cerca de los ochenta, trabajo toda su vida y cuando tuvo un poco de estabilidad, que en Argentina -de ese entonces- significaba solo tres cosas: trabajo, casa y un marido, comenzó su proyecto de familia. Por supuesto, no estaba en su proyecto de vida tener que criar a los hijos de sus hijos. Se la ve cansada e incapaz de entender muchas cosas sobre la juventud, y se frustra por no entender como su nieta, a quien crio como una hija, no hace las cosas que ella ordena.
¿Quién podría ser capaz de decirle a esta mujer que es una anticuada, qué afloje? Más aún, cuando mi prima de tan solo 20 años cree que puede llevarse el mundo por delante y que con su sueldo mediocre, trabajando en una heladería a medio tiempo, no le va a alcanzar para vivir la vida que las redes sociales le muestran.
Ella quiere ser independiente, pero Argentina esta pasando por una inflación que nos come vivos, incluso a los que trabajamos de lunes a viernes más de nueve horas por día. Piensa que puede acortar costos compartiendo los gastos con una amiga, que no tiene trabajo pero si padres que la mantengan -una de las pocas privilegiadas.-
Mi tía reniega, se enoja porque no le puede hacer entender a Carola que la vida no es como tiktok aparenta, que los alquileres son caros, que la vida diaria es cara, que enfermarse puede significar no comer la ultima semana del mes porque no tenes obra social o, de tenerla, casi no te cubre nada. Carola sueña, sueña altísimo y así como no me atrevo a decirle a mi tía que debería ser un poco mas comprensiva, tampoco me atrevo a decirle a mi prima que el futuro es incierto y mucho mas lúgubre de lo que cree.
No existe filtro de Instagram que tape las miles de carencias y decepciones que trae la "vida adulta".
-¿Hablaste con ella? -Digo, aceptando sus mates que en cualquier momento me van a a dar un coma diabetico.
-¡No escucha! ¡Es porfiada! ¿y sabes que va a pasar? Se va a quedar sin plata y la voy a tener que ir a buscar y traerla a casa de nuevo ¡Ya le dije! ¡Si se va, que no vuelva!
Se que parece duro lo que dice, pero todos en la familia sabemos que no va a dejar a Carola en la calle, que si se va, va a llorar porque tiene miedo que algo le pase y si Carola le pide volver, seria capaz de irla a buscar hasta Ushuaia.
De nada sirve decirle a Carola que no se vaya, que estudie algo o que por lo menos termine el secundario, que ahorre un poco y que ahí si analice si puede irse a vivir sola o no. Quiero decirle que convivir con una amiga no es tan mágico como las películas o las series muestran. Quiero advertirle de muchas cosas, pero a la vez, yo también fui Carola en su momento y en ese entonces, los consejos que ahora quiero decirle, también me los dijeron a mi y me arrepentí de haberles hecho caso.
Todos fuimos Carola ¿no?
A veces me pongo a pensar en mi yo del pasado, la que quería recibirse a los 21, ahorras hasta lo 24 y volver a estudiar otra carrera. Desaba vivir sola y disfrutar de la independencia.
Nada de eso se cumplió, y los 30 me comienzan a saludar desde una esquina no tan lejana.
-Yo le digo que la vida no es así, no es tan fácil ¡pero no entiende!
-Tía, a veces es necesario salir y darse una coque de realidad. Hay aprendizajes que no los aprender de otra persona, lo aprendes desde el fracaso.
-Vos y tu hermana no eran así cuando estaban en esta edad, jamás le dieron problemas a su madre.
Yo sonrió, no digo nada.
No es que no diera problemas a mis viejos, es que tenia (tengo) miedo al fracaso y nunca pude ser tan valiente como lo es Carola.
Ahora sus mates no me parecen tan dulces en comparación a la amargura que me atraviesa.

PD: Creo que esta imagen resume bastante bien lo que es tener menos de 30, con nada de lo que esperabas que tendrías antes de los 30.
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